"Como Dostoieski, me atrevo a decir que toda novela ha de ser psicológica para ser verdadera"



- Suele pedirse a los escritores que concedan altas cotas de libertad a sus personajes, ¿es posible hacer esto con los que ya ha caracterizado la historia?
- Respetando los acontecimientos históricos, toda la libertad que te permita el descubrimiento de su yo profundo. Como Dostoieski, me atrevo a decir que toda novela ha de ser psicológica para ser verdadera.
- Me ha llamado la atención que, en una corte como la de los Austrias, timorata, reprimida y represora, la sexualidad de los personajes aflora en su novela sin excesivos remilgos: ¿Fue así en realidad o caemos de lleno en el espacio de la fabulación?
- Esta vez acudo a Freud para afirmar que todo es sexo, por muy reprimido que se tenga que mostrar un personaje o un pueblo, según sus ideas religiosas.
Aunque me preguntas por la Corte de los Austrias, enfocando la respuesta a Felipe II, por una parte te diría que en comparación con los nobles de la época, nuestro personaje fue muy comedido en sus necesidades polígamas, pese haber nacido con una complexión sexual muy desarrollada, y por otra, también te diría que a partir de la muerte de su cuarta esposa y sobrina, Ana de Austria, y su renuncia voluntaria a Isabel Ossorio, la novela se envuelve de un velo pudoroso donde no han lugar los escarceos sexuales.
- Imagino que, para escribir esta novela, el autor ha tenido que consultar muchas fuentes, contrastarlas y, en fin, documentarse. Hábleme del rigor que, sin duda, se ha impuesto para desarrollarla.
- Sí, es cierto. Si me impongo rigor en la novelas escritas no históricas, figúrate en las que llevan este nombre. En concreto leí las por entonces catorce novelas que se habían escritos sobre Felipe II o su período histórico (con la enorme voluntad de leer mediocridades y faltas de rigor), me hice a través de mi gran amigo Gregorio Sánchez Meco, Profesor de Historia Moderna en la UNED de Madrid y tal vez el mayor especialista en la figura de Felipe II en el mundo, con algo más de treinta libros ilustrativos, a los que sumé como tres grandes montones de folios impresos, obtenidos por Internet, de fuentes fidedignas, seleccionadas por mi amigo Gregorio, y por los historiadores más relevantes de la época, como son Alexandre Parker y Henry Kremen.
A lo que debo añadir que visité con ojos de novelista, La Fresneda de El Escorial, Cigales, el Quexigal, Valladolid, Aranjuez, Toledo, Tordesillas, Toro, La Saldañuela de Burgos, y cada uno de los lugares geográficos que aparecen en la novela, salvo los que hacen referencia al Felissísimo Viaje por Flandes y Centro Europa ,que me basé casi en exclusiva en el maravilloso libro del cronista de la época Calvete de Estrella.